jueves, 16 de mayo de 2013

La bomba atómica, el psicólogo y el gordo subnormal.



Cuando despierto me doy cuenta de que hoy sigue siendo ayer. No hay nada nuevo, quizás el clima sea lo único que cambie; aunque también podría ser una especie de máquina preparada con un patrón la que lo hiciera posible cambiar.
 Se acaban las opciones de evadirse.  
Despierto y traigo conmigo el terror de las pesadillas. Las perras flacas del sueño. La angustia. Yo sé que he estado acostado en mi cama. Sé que lo hice, pero me da la impresión de que he estado corriendo en medio de una tormenta de arena en un mar de hielo sin poder respirar por el humo de un incendio intentando llegar al otro lado nadando en alquitrán desesperado por un trago de agua que calme una sed desproporcionada………..  Y…..y….y …..y me despierto, y la cabeza me da vueltas. Parece que hace sol, pero una extraña neblina lo envuelve todo con un suave manto opresivo. Qué demonios hago yo aquí hoy? Cómo es posible que me sienta atrapado en un día eterno, y sienta que mi vida sea como soltar una bandeja con cientos de copas de cristal con diferente tallado estallando contra el suelo? …….imposible de reconstruir. Lineal y discontinua.  
Cerrar los ojos para dormir, ha sido durante años, prepararme para afrontar unas pocas horas de una violencia desmesurada. Despertar siempre fue un alivio instantáneo, la tragicomedia de la pasividad del esperanzado. Esperar siempre fue un querer que todo se resuelva por sí solo.  Pero colocar una bomba……Poner una bomba atómica  y sentarse en ella a esperar. Tic tac, tic tac, tic tac. Mirar el reloj. Tic tac, tic tac, tic tac. Eso sí es esperar. Ahí sí que puedes estar convencido de que algo va a ocurrir. Catapum pum pum pum. Adiós mamasita, adiós!!!
Aunque si lo piensas bien, es lo que todos estamos haciendo. Hacinados a la espera de que estalle. Sin saber cuándo va a ocurrir. El problema es que tu bomba haga explotar la mía. Y exponencialmente todas vayan saltando por los aires. Un colorido arcoíris caleidoscópico de explosiones vitales que……
-Colega?.....tú necesitas un psicólogo.
-En serio? Eso crees?
-Sí, no te lo tomes a mal, pero…….creo que en tu situación sería lo mejor
-No creí que fuera para tanto.
-Bueno, yo sólo te digo que no te haría ningún mal.
-Ah bueno, si es así entonces…..
-Claro, hombre. Por qué no? Ves y háblalo con él. Es lo más sensato.
-Si es así, entonces creo que sí. Viniendo de ti……una persona formada, equilibrada, que inspira esa confianza sólo al alcance de aquellas almas que rezuman paz y calma por todos los poros de su piel….. una persona clarividente, iluminada, emparentada como mínimo con el mismísimo Buda....claro, no puedo obviar la idea….
-En serio, pide cita ya.

Roberto Garríguez. Psicólogo especialista en psicologuear. Siéntase a salvo y desestime el por qué?
-Hola, buenas tardes
-Buenas tardes. Toma asiento. Mi nombre es Roberto Garríguez
-Encantado. Mi nombre es Moui. Bueno, en realidad me llamo Mikemoui. Pero me puede llamar Oswaldo.
-Cómo dice?
-Nada, nada. Llámeme Moui.
-Bonito nombre. Muyyyyyy…….ummm
-Tranquilo no se esfuerce, no vale la pena.
-Je je. Está bien. Je je. Cuénteme un poco lo que le ocurre.
-Pues verá, últimamente no me siento del todo bien. Tengo sensaciones extrañas.
-Qué clase de sensaciones?
-A ver, se me hace un poco complicado de explicar. La cosa es que desde hace años siento una angustia existencial que me crea una insatisfacción perenne, y no veo que haya mucha salida.
-Y dime, con que mantienes ocupado tu tiempo?
-Poca cosa
-Estás trabajando?
-Ahora mismo no. Estoy mirando a ver si puedo hacer bellas artes en la UNED.
-Pero eso no se puede estudiar a distancia, no?
-Por eso le digo que poca cosa.
-Vaya, eje.
-Tranquilo era broma.
-Eje je. Muy bien, eso es bueno. Tener buen humor, ayuda.
-Sí, si fuese un payaso de la tele y me viese remunerado.
-Te gustaría ser cómico?
-Qué tiene una productora?
-No, ejejej. No en fin, pasemos a otro tema. Háblame de tus intereses.
-Pues ahora mismo… me interesa saber por qué con el tiempo cada vez me interesan menos cosas.
-Y las cosas que te interesan, te satisfacen?
-Bueno, no siempre. Es sólo que intento mantener un mínimo para no quedarme totalmente paralizado.
-Si no te satisfacen, eso tiene un nombre y es anhedonia. La incapacidad de disfrutar.
-Si no eres capaz de entenderme, también tiene nombre y es la apatía. Lo contrario a la empatía.
-Perdona si te ha molestado. Sólo quería darle nombre.
-No me ha molestado, pero tampoco es que me ayude mucho el ponerle nombre a las cosas.
Por ejemplo llamar a mi estado, depresivo, tampoco me ayuda.
-Si es así como te sientes, no veo por qué negarlo.
-Estoy de acuerdo, pero tampoco tengo que llevar un cartel pegado en el careto, no cree?
Me siento jodido y eso es todo.
-Y hay algo que lo haya podido desencadenar?
-No sé…… hay muchas cosas que me ponen furioso, que me hacen saltar. Al principio empieza con una rabia que me cuesta controlar y acabo con un sentimiento de tristeza inconsolable….y no es el hecho en sí, pero el caso es que de repente me veo envuelto en ese estado.
-Cuéntame la última vez que se haya producido.
-Pues me había ido al cine. Quería ver una película en la gran pantalla y…
-Qué película?
-Es irrelevante, no le parece?
-Perdona, sigue, sigue.
-Es que claro si va a estar interrumpiendo con tontadas que no vienen a cuento….
-Está bien, está bien. Continua.
-Pues cuando voy al cine busco un asiento lejos de todos los espectadores. Si veo un grupo de gente abultado que está cerca me cambio de asiento y…
-Pero están numeradas, no? Las entradas, digo.
-A ver una cosa. Está usted licenciado o es que hoy no ha descansado lo suficiente o qué demonios le pasa? Pues claro que están numeradas!. Se da por supuesto, no? Pero si veo un grupo mongoloide a mi lado me cambio. Lo entiende? Me sigue o……
-Le sigo, le sigo. No le quepa duda.
-Bueno, pues eso……la cosa es que ese día me cambio de asiento, porque veo que hay  mucha gente. La sala está abarrotada. Normalmente me pongo cerca de las escaleras para reducir la posibilidad de tener una persona a cada lado. Así que es lo que hice. Me puse estratégicamente en el único lugar que había con dos sitios libres. Uno para mí y el otro de separación con el grupo de pseudo-personas contiguo. Ocupé mi lugar. Esperé cinco minutos hasta que apagaron las luces y empezó la película. Todo bien. Algunos subnormales a mi alrededor, pero vamos, soportable hasta cierto punto. Y es entonces cuando….
-Aha…
-Y es entonces cuando llega una mole de trescientos veintiocho kilos, cargada con un cubo de palomitas y dos litros de coca cola.
-Le molestan los gordos?
-Te molesta estar callado y escuchar? Porque parece que eso le supone un problema.
-Para nada. Para eso estoy aquí.
-Pues eso pensaba yo……concéntrese, por el amor de dios!
-Te sigo, te sigo.
-Puuuuuffff…….mire……..que le parece si yo acabo sin que usted haga ningún inciso?
-Me parece bien.
-Gracias…. A ver….
-Un cubo de palomitas y dos litros de coca cola.
-Eso es. … llegó el grasiento y se puso a mi lado. Me miró como esperando un guiño de complicidad. Ya sabe, como diciendo “te entiendo, a mí también me gusta ir al cine solo”. Así que le gire la cara con desprecio, para que se diese cuenta de que no íbamos en el mismo barco. Esperando que captase el mensaje “no amigo, yo vengo solo porque me sale de las narices y tu vienes solo porque eres un maldito subnormal que lo que no sé es como has podido llegar aquí vivo”. Pero el tío no lo entendió, porque le miré de soslayo y enseguida buscó mi mirada con toda la boca llena de palomitas, sonriendo. Yo ya estaba alterado. Intenté ver si todavía quedaba un sitio libre por ahí, pero la película ya llevaba unos minutos. Así que intenté respirar profundamente para calmarme e intentar concentrarme en la historia. Y lo conseguí. Fui respirando cada vez más despacio. Más calmado, aunque luchando contra todos los ruiditos de gente masticando las putas palomitas y los comentarios sobre las escenas como si estuviesen en su jodida casa. Y ya tenía bastante con eso, cuando intentando obviar todo aquello y siguiendo con mi proceso de calma-concentración, empiezo a escuchar un sonido como de pelota pinchada. Una especie de fruuuu,…..fruuuuu…….fruuuuu. Tócate las huevos!!! Se lo puede creer? El gordinflón tenía problemas respiratorios!!!! Le miraba con ojos de odio pero no se enteraba!!!! Toda la barrigota llena de migas, sudando a pesar de estar el aire acondicionado. El tío era una bola de blandiblú enorme desparramada por la butaca y encima tenía problemas para respirar!!! Cada quince malditos segundos…fruuuu……fruuuuu….fruuuu. Estaba deseando que le diera un paro cardíaco y que se lo llevaran de inmediato. Pero no pasaba. El gordinflas tenía aguante. No lo podía soportar, estaba a punto de darme a mí el paro cardíaco!!! Notaba el odio, la rabia creciendo y creciendo y creciendo….y el GORDINFLÓN…..EL GORDINFLÓN….ESTABA……ESTABA…….
-Tranquilo, toma bebe un poco de agua.
-ah, ah…..
-Tranquilo, tranquilo. Bebe, bebe. Bebe un poco.
-ahhhh……..gracias…….gracias….
-Conseguiste terminar de ver la película?
-Sí,…..me quedé hasta el final. Desde luego que considerando el precio de las entradas, de allí sólo me sacan cadáver.
-Y el hombre?
-Se fue como si nada hubiese ocurrido. No era consciente de la gravedad del asunto. Y no sólo eso, sino que tuvo el despreciable detalle de despedirse. El subnormal.
-Bueno, y todo eso que me has comentado como hizo sentirte al final?
-Muy mal, desde luego que muy mal. Otra vez volví a sentirme con esa tristeza que surge cuando la existencia es insoportable. El gordo subnormal no sólo se había comido todas las palomitas del jodido mundo. También había absorbido toda mi energía. Me había quedado deshecho. Destrozado. Me había comido la moral. Era………era un guerrero. Un guerrero subnormal y gordinflón.
-Bueno por ahora, intenta no tomarte las cosas como si fuesen tan importantes.
-Ya. Lo intento.
-Inténtalo. Haz respiraciones como haces, un poco de relajación, alguna infusión, un poco de deporte y si te parece bien nos vemos la próxima semana a la misma hora, de acuerdo?
-Sí, claro……sí…..de acuerdo.
-Muy bien, entonces.
-Es licenciado, verdad? El título de la pared es legítimo, no?
-Eje je. Claro hombre. Estás en buenas manos, no te preocupes más.
-Eso es precisamente lo que me preocupa.
-Eje je. Venga la semana que viene te veo. Vale?
-Vale, vale. Gracias.
-Por cierto, la sesión son cincuenta euros.
-Cómo dice?
-La minuta. Cincuenta euros.
-Oh vaya, no es usted  precisamente Robin de Locksley, eh?
-Eje je je.
-Tome, aquí tiene.
-Muy bien. Que vaya bien. Nos vemos pronto.
-Claro, claro. Ya nos vemos.